La meditación es el acto de alterar nuestro estado de
conciencia para desocupar nuestra mente de pensamientos y así experimentar
calma y tranquilidad. Al aplacar el torrente de imágenes y palabras que nos
ocupan la cabeza, logramos vivir plenamente el momento presente y conectarnos
con la fuente interior de nuestro ser.
Se ha demostrado que la meditación tiene numerosos para la
salud y es útil en el manejo del estrés y la enfermedad.
Es frecuente confundir la meditación con técnicas de
relajación, visualización o concentración. Aunque la relajación es necesaria
para meditar y también una consecuencia de ello, la meditación es algo más
profundo y sublime. A pesar de que al meditar nos concentremos en la
experiencia en sí o quizás tengamos revelaciones en forma de imágenes, éstas
son más una consecuencia del estado meditativo en que estamos, que la intención
o descripción de éste.
La meditación requiere práctica y paciencia, pero nunca
esfuerzo mental o físico. Puede practicarse en la quietud o el movimiento; en
el silencio o en medio del ruido. Por ejemplo, no es inusual para quien tiene
experiencia en meditación, hacer sus quehaceres diarios en estado meditativo, e
incluso existen técnicas que involucran moverse al compás de la música o un
ejercicio intenso. Lo común en todas estas maneras de meditar es la búsqueda de
un silencio interno donde la persona se centra en el presente sin ninguna
distracción mental.
Antes de comenzar, ten en cuenta estos puntos:
1. Infórmate
y conoce las opciones. Existen diferentes técnicas para meditar y es importante
escoger la más acorde con nuestras necesidades y habilidades, para así
facilitar el proceso. Por ejemplo, si te atrae más la música que el silencio o
el baile que la quietud, quizás una danza derviche (práctica mahometana) sea
aconsejable; si prefieres no empezar de cero y necesitas apoyo en el proceso,
entonces de pronto la meditación guiada sea mejor opción.
2. Reserva
el lugar y el momento. Nuestro cuerpo funciona de diferente manera basado en el
horario y hábitos que manejamos, y también reacciona distinto al cansancio y el
estrés. Si eres nuevo en la práctica de la meditación elije un momento del día
donde estés alerta. Empezar a meditar a media noche después de un día de
trabajo intenso quizás conlleve a quedarse dormido en la mitad de la sesión.
Así mismo, elije un lugar de tu hogar o trabajo donde puedas meditar sin
interrupciones y donde te sientas cómodo y a gusto con olores, colores y
sensaciones.
3. Respira.
Es esencial para lograr un nivel profundo de relajación y renovar la energía
del cuerpo, proveyendo oxígeno a los órganos internos y especialmente al
cerebro. Para empezar, es ideal sentarse con la espalda recta y en una posición
cómoda. Inhala por la nariz lenta y profundamente, sostén la respiración por
cuatro segundos y exhala también lentamente. Al inhalar, el pecho no debe
moverse mientras que el estómago se infla; al exhalar, el pecho se mantiene y
el estómago vuelve a su estado inicial.
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