viernes, 29 de junio de 2012

El Incienso y sus propiedades


El incienso forma parte del paisaje cotidiano en las casas y oficinas, es utilizado para aromatizar y crear “buenas vibras”. Estas delicadas varitas han sido elementos protagonistas de diversas religiones y culturas desde la Edad Antigua, y pueden ser de gran ayuda en la meditación y el contacto con lo mágico.

Los milenarios inciensos cumplen una función terapéutica en nuestros sentidos. A través del olfato, la inhalación de un incienso puede ayudar en la relajación del cuerpo y la calma de la mente. La mayoría de las civilizaciones y culturas los han utilizado a lo largo de los siglos para sus ritos y celebraciones religiosas o mágicas.

Durante la epidemia de peste que devastó Europa a mediados del siglo XIV, se utilizó mucho la quema de incienso en el interior de las casas para purificar el aire que consideraban infecto y nocivo. Para los budistas, el incienso tiene una fascinación especial y ocupa un lugar muy destacado en sus vidas. Por otra parte, los tibetanos extienden su uso a los actos sociales y sus inciensos son unos de los mejores que se pueden adquirir en la actualidad, por su excelente calidad y pureza. También fue de uso común en los ritos de los primitivos judíos y entre la población romana. Las personas cristianas lo adoptaron para su culto aunque al principio mostraron una fuerte reticencia hacia él, dado que se utilizaba en ritos paganos.

El incienso fue uno de los presentes que los tres Reyes Magos de Oriente llevaron a Jesús, según se cita en el Nuevo Testamento. Actualmente, Japón es un gran productor de excelentes inciensos, así como la India, China, Cuba, México o Tailandia. Los inciensos pueden estar hechos de cortezas de árbol, resinas, hojas, raíces y flores.

Generalmente, se le encuentra en combinación con resinas como la mirra, la canela, el sándalo, el almizcle, el ámbar; con esencias de benjuí, de cedro, de avellana y de romero, o aceites de rosa, de anís o de tomillo, por nombrar algunos. Entre sus diversos formatos de presentación está el incienso suelto: ya sea polvo, resina o granulado. La resina es una sustancia orgánica, líquida y pegajosa de color amarillo que es segregada por muchas plantas.

Suelen quemarse en recipientes especiales, como pebeteros o incensarios en el caso de los inciensos en grano. En el caso del incienso en grano, éste se debe quemar sobre carbón vegetal, previamente incendiado en el pebetero o incensario. Las varillas, son su forma más popular, no revisten de mayor dificultad: sólo se debe sujetar en una tablita especial. 

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