La fe es el elemento químico primordial de la mente. Cuando
la fe se mezcla con el pensamiento, el subconsciente capta la vibración, la
traduce en su equivalente espiritual, y la transmite a la Inteligencia
Universal, como en el caso de la plegaria.
Las emociones de la fe, el amor y el sexo son las más
poderosas entre las principales emociones positivas. Cuando se mezclan las
tres, tienen el efecto de «colorear» el pensamiento de tal manera que éste
al¬canza al momento el subconsciente, y allí se trans¬forma en su equivalente
espiritual, la forma singular que induce una respuesta de la Inteligencia
Infinita.
CÓMO ACRECENTAR LA FE
La fe es un
estado mental que se puede inducir, o crear, con la afirmación o con las
repetidas instrucciones al subconsciente, a través del principio de
autosugestión.
La fe es un estado mental que puedes incre¬mentar a
voluntad, La repetición de afirmaciones de órdenes al subconsciente es el único
método conocido del crecimien¬to voluntario de la emoción de la fe.
Es el equivalente de decir que cualquier impulso de
pensamiento que sea repetidamente encauzado hacia el subconsciente resulta
aceptado e influye en el subconsciente, que procede a traducir ese impulso en
su equivalente físico por el procedimiento más práctico que halle disponible.
Las emociones, o la porción «sentimental.» de los
pensamientos, son los factores que dan vitalidad y acción a éstos. Mezcladas
con cualquier impulso de pensamiento, las emociones de la fe, el amor y el sexo
le añaden más energía de la que tendría por sí sola.
No sólo los impulsos de pensamiento que se hayan mezclado
con la fe, sino los que se mezclan con cualquiera de las emociones positivas, o
de las negativas, pueden alcanzar el subconsciente, e influir en él.
Hay millones de personas que se creen «conde¬nadas» a la
pobreza y al fracaso, por culpa de alguna fuerza extraña que creen no poder
controlar, sin saber que ellos son los creadores de su propio «infortunio», a
causa de esta creencia negativa, que su subconsciente adop¬ta y traduce en su
equivalente físico.
Tú puedes beneficiarte, transmitiendo a tu subconsciente
cualquier deseo que quieras traducir en su equivalente físico o monetario, en
un estado de esperanza o convicción de que la transmutación ten¬drá lugar. Tu
convicción, o tu fe, es el elemento que determina la acción del subconsciente.
Para llevar a cabo este «engaño» de manera más realista,
cuando te dirijas a tu subconsciente, compórtate tal como lo harías si ya
estuvieras en posesión del objeto material que está pidiendo.
Es esencial estimular tus emociones positivas como fuerzas
dominantes de la mente, quita
importancia y elimina emociones negativas.
Una mente dominada por emociones positivas se convierte en
una morada favorable para el estado mental conocido como fe y puede,
voluntariamente, darle al subconsciente instrucciones que éste aceptará y
ejecutará de inmediato.
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