Para lograr que tu ser esté lleno de luz se
requiere de varios detalles, que a continuación explicaremos:
1.- Primero que nada, debemos darnos cuenta
de qué es la vida y para qué hemos nacido. (Lo cual requiere de tiempo,
análisis y meditaciones variadas, además de estudiar múltiples cuestiones. En
síntesis, lo más difícil de todo es este punto).
2.- Tener presente que se atrae lo que se
irradia.
3.- RECORDAR lo del punto primero, para que
resulte fácil cambiar nuestra actitud.
4.- Haber corroborado y también RECORDARLO,
que nada es casual y que jamás estamos “solos” ante las dificultades que no son
otra cosa que pruebas o desafíos a nuestra capacidad.
5.- Y si cumpliendo los puntos anteriores
aún no es suficiente, respira profundamente; concéntrate en percibir la
sensación del aire repleto de energía que ingresa e inunda, no sólo a los
pulmones, sino que también se irradia esa energía contenida (llámale oxígeno si
prefieres) del mismo modo por la sangre hasta para la más humilde y recóndita
de tus células.
6.- Inmediata o paralelamente (entre
inspiraciones) solicita al universo entero (o a Dios) con toda el alma, cerebro
y corazón concatenados, que te ayude enviando la energía que te está haciendo
falta de forma abundante.
7.- Percibe desde entonces que además de la
energía que ingresa con el aire; llegan infinidad de seres pequeñísimos, como
estrellitas que revolotean alrededor tuyo, acercándose, enviados por Dios, o
convocados por nosotros; para prestarnos su asistencia como si sus “picaduras”
(contacto con la piel) nos fortalecieran aún más la zona donde tocan, además de
relajar y descontracturar las zonas tensas.
Si haces esto correctamente, aunque casi no
hayas dormido y tengas días de lo más activos y tensionantes, podrás
maravillarte de lo efectivo que resulta. Obviamente: mientras no abuses y lo
hagas por verdadera necesidad. (Porque nunca faltan quienes pretenden lograrlo
para estar de juerga, llevando vidas disipadas durante varios días. A éstos, NO
les dará resultado).
Tienes que seguir estos pasos bien
concentrado y lo más relajado posible. Al principio, de tener la oportunidad,
al aire libre en contacto con la naturaleza. O, al menos, tratando de evitar
que haya estridencias (como gritos y bocinazos), cual si fueras a realizar una
meditación de apenas unos pocos segundos o, como mucho, un par de minutos. Porque no hace falta más tiempo.
Cuando tengas práctica, podrás hacerlo con
efectividad aún en medio de los peores ambientes o circunstancias, con sólo un
par de suspiros.
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