¿Por qué
nos enamoramos de una determinada persona y no de otra? Científicos de diversas
especialidades han hallado la respuesta a la pregunta; a esa especie de
fascinación que hace que dos seres se queden "enganchados" con gran
necesidad de interactuar y conocerse más.
Esta
maravillosa experiencia de sentir cosquilleos en el estómago, pulso acelerado y
hasta palpitaciones, es el resultado, según estudios recientes, de una serie de
cambios bioquímicos que se producen en el organismo de los seres humanos.
La gente
se ha enamorado desde tiempos inmemoriales, y siempre se habla de algo
distinto, sorpresivo, que inunda el cuerpo entero. En el idealismo popular está
la creencia del gran amor; de ese único, exclusivo, que no se parece a otros
amores.
Hoy la ciencia ha descubierto que tal enlace especial tiene que ver,
particularmente, con una serie de reacciones y sustancias químicas que se
mezclan en nuestro organismo, ante esa persona que nos despierta además un sin
número de emociones.
Hay algunas sustancias responsables del
amor: la dopamina, la feniletilamina y la oxitocina. Todos estos productos
químicos son relativamente comunes en el cuerpo humano, pero solamente son
encontrados juntos en las etapas de la conquista.
Con el
tiempo, el organismo se hace resistente a sus efectos, lo que provoca que la
intensa fase de la atracción no dure por mucho tiempo. Curiosamente, son los
hombres los que parecen ser más susceptibles a la acción de las sustancias
responsables de las manifestaciones asociadas al amor. Ellos se enamoran más
rápida y fácilmente que las mujeres, según tales entendidos.
Diversas
indagaciones han concluido que se puede incluso hacer una matriz con las
variadas manifestaciones y etapas del amor y sus relaciones con diferentes
sustancias químicas en el cuerpo. De esta manera, el deseo ardiente de sexo
está unido a la testosterona; mientras que la atracción y el amor en la etapa
de euforia, así como el sentirse involucrado emocionalmente están relacionados
con altos niveles de dopamina y norepinefrina y bajos niveles de serotonina.
El vínculo
y la atracción que evolucionan hacia una relación calmada, duradera y segura
tienen que ver con la oxitocina y la vasopresina.
Estas
investigaciones que enmarcan el amor como un proceso bioquímico no han concluido
todavía. El descubrimiento que la feniletilamina está vinculada con el amor
sugiere que el cerebro de una persona enamorada contiene grandes cantidades de
esta sustancia y que es la responsable de las sensaciones y modificaciones
fisiológicas que experimentamos cuando nos enamoramos.
Al
inundarse el cerebro de feniletilamina, este responde mediante la secreción de
dopamina (neurotransmisor responsable de los mecanismos de refuerzo del
cerebro, de la capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que
proporciona placer), de norepinefrina, y de oxitocina (que además de estimular
las contracciones uterinas para el parto y hacer brotar la leche, parece ser un
mensajero químico del deseo sexual), y el comienzo de la acción de los
neurotransmisores que dan lugar a los arrebatos sentimentales, en síntesis: se
está enamorado.
Estos
compuestos combinados hacen que los amantes puedan permanecer horas y horas
haciendo el amor y conversando, sin sensación alguna de cansancio o sueño.
La
atracción bioquímica perdura de dos a tres años, incluso a veces más, pero al
final decae. Con el tiempo el organismo se va haciendo resistente a los efectos
de estas sustancias y toda la locura de la pasión se desvanece gradualmente y
comienza entonces una segunda fase que podemos denominar de pertenencia que da
paso a un amor más sosegado. Se trata de un sentimiento de seguridad, comodidad
y paz.
Todos
estos compuestos y sustancias químicas que se mezclan en nuestro interior y
actúan de manera inconsciente, son la respuesta más lógica a la pregunta que
durante siglos se hizo la humanidad: ¿Por qué nos enamoramos de una determinada
persona y no de otra?
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