martes, 6 de agosto de 2013

La química del amor



¿Por qué nos enamoramos de una determinada persona y no de otra? Científicos de diversas especialidades han hallado la respuesta a la pregunta; a esa especie de fascinación que hace que dos seres se queden "enganchados" con gran necesidad de interactuar y conocerse más.

Esta maravillosa experiencia de sentir cosquilleos en el estómago, pulso acelerado y hasta palpitaciones, es el resultado, según estudios recientes, de una serie de cambios bioquímicos que se producen en el organismo de los seres humanos.

La gente se ha enamorado desde tiempos inmemoriales, y siempre se habla de algo distinto, sorpresivo, que inunda el cuerpo entero. En el idealismo popular está la creencia del gran amor; de ese único, exclusivo, que no se parece a otros amores. 

Hoy la ciencia ha descubierto que tal enlace especial tiene que ver, particularmente, con una serie de reacciones y sustancias químicas que se mezclan en nuestro organismo, ante esa persona que nos despierta además un sin número de emociones.

 Hay algunas sustancias responsables del amor: la dopamina, la feniletilamina y la oxitocina. Todos estos productos químicos son relativamente comunes en el cuerpo humano, pero solamente son encontrados juntos en las etapas de la conquista.

Con el tiempo, el organismo se hace resistente a sus efectos, lo que provoca que la intensa fase de la atracción no dure por mucho tiempo. Curiosamente, son los hombres los que parecen ser más susceptibles a la acción de las sustancias responsables de las manifestaciones asociadas al amor. Ellos se enamoran más rápida y fácilmente que las mujeres, según tales entendidos.

Diversas indagaciones han concluido que se puede incluso hacer una matriz con las variadas manifestaciones y etapas del amor y sus relaciones con diferentes sustancias químicas en el cuerpo. De esta manera, el deseo ardiente de sexo está unido a la testosterona; mientras que la atracción y el amor en la etapa de euforia, así como el sentirse involucrado emocionalmente están relacionados con altos niveles de dopamina y norepinefrina y bajos niveles de serotonina.

El vínculo y la atracción que evolucionan hacia una relación calmada, duradera y segura tienen que ver con la oxitocina y la vasopresina.

Estas investigaciones que enmarcan el amor como un proceso bioquímico no han concluido todavía. El descubrimiento que la feniletilamina está vinculada con el amor sugiere que el cerebro de una persona enamorada contiene grandes cantidades de esta sustancia y que es la responsable de las sensaciones y modificaciones fisiológicas que experimentamos cuando nos enamoramos.

Al inundarse el cerebro de feniletilamina, este responde mediante la secreción de dopamina (neurotransmisor responsable de los mecanismos de refuerzo del cerebro, de la capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que proporciona placer), de norepinefrina, y de oxitocina (que además de estimular las contracciones uterinas para el parto y hacer brotar la leche, parece ser un mensajero químico del deseo sexual), y el comienzo de la acción de los neurotransmisores que dan lugar a los arrebatos sentimentales, en síntesis: se está enamorado.

Estos compuestos combinados hacen que los amantes puedan permanecer horas y horas haciendo el amor y conversando, sin sensación alguna de cansancio o sueño.

La atracción bioquímica perdura de dos a tres años, incluso a veces más, pero al final decae. Con el tiempo el organismo se va haciendo resistente a los efectos de estas sustancias y toda la locura de la pasión se desvanece gradualmente y comienza entonces una segunda fase que podemos denominar de pertenencia que da paso a un amor más sosegado. Se trata de un sentimiento de seguridad, comodidad y paz.

Todos estos compuestos y sustancias químicas que se mezclan en nuestro interior y actúan de manera inconsciente, son la respuesta más lógica a la pregunta que durante siglos se hizo la humanidad: ¿Por qué nos enamoramos de una determinada persona y no de otra?

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