El problema de creer en la suerte, es que cuando lo hacemos,
depositamos todo el poder y la capacidad de logro fuera de nosotros,
poniéndonos en una situación de impotencia:
"Si me va mal, es porque tengo mala suerte y yo no
puedo hacer nada al respecto".
Las personas que tienen este enfoque pesimista y
autoderrotista, no se esfuerzan por mejorar y sólo se fijan en los aspectos
negativos de cualquier situación y en los errores que cometen, con lo que
confirmar su creencia sobre la mala suerte.
La mala suerte está relacionada con algunos hábitos que nos
llevan a actuar de manera equivocada y, por lo tanto, a obtener resultados
negativos:
1. Esperar
que las cosas sucedan, en lugar de hacer que sucedan.
2. Ser
pesimistas.
3. Culpar
a los demás de nuestros errores.
Con esta actitud:
• No
aprendemos de nuestros errores, por lo que los volvemos a cometer.
• Le
damos a los demás el control total de lo que sucede, sintiéndonos impotentes,
inseguros y dejando de actuar.
4. Fabricar
excusas.
En lugar de enfocarnos en las soluciones, perdemos el tiempo
buscando excusas que justifique nuestro comportamiento y nos den
"permiso" de seguir sin hacer nada al respecto.
5. Actuar
impulsivamente sin analizar las consecuencias.
6. Ser
exageradamente autocrítico.
Esta actitud evita que actuemos por temor a equivocarnos.
7. Ser
muy tensos o preocupones.
Las personas que se angustian o tensan con facilidad tienden
a ser muy poco observadoras y cuando lo son, sólo se fijan en los aspectos que
pueden ser problemáticos.
La buena o la mala suerte dependen de ti. ¿Tú, cuál escoges?
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