Los sueños nocturnos explican, en algunas ocasiones, la
realidad de una manera sorprendente. ¿Son espejos tramposos o un reflejo fiel
de nuestro estado psicológico? ¿Es necesario buscar un significado para estos
sueños? ¿Cómo interpretarlos? Aquí te presentamos un panorama de relaciones
entre sueños y realidad.
Quizás soñamos con un estilo de vida que jamás antes
habíamos considerado conscientemente. ¿Los sueños influencian nuestra forma de
considerar los acontecimientos? ¿O son simplemente un portavoz de nuestro
inconsciente?
Sueños sorprendentes
Sueñas con un viaje a un país maravilloso donde sucumbes al
encanto de lo inesperado cuando, en realidad, te encantan las vacaciones en la
rutina familiar. Aunque mantengas una buena relación con las personas de tu
entorno y te sientas respetado por tus compañeros de trabajo, te sientes algo
conmocionado por las imágenes que te acechan por las noches: combates esta
sensación con todo aquello que parece armonioso. En el caso más extremo, sueñas
con una relación amorosa con aquella persona que, en la vida real, te repugna.
Al tomar conciencia de una sensación que prefieres ignorar, esta metamorfosis
nocturna de la realidad revela tus angustias o tus contradicciones. En los
sueños se expresan, disfrazadas, emociones reprimidas.
La realización de un deseo
El sueño no es un ejercicio de videncia sobre los
acontecimientos o las personas: se conforma con expresar los sentimientos que
el soñador “se esconde” a sí mismo. En el libro La interpretación de los
sueños, Freud precisa que el sueño no es una premonición del futuro, sino que
siempre debe entenderse como la realización de un deseo: la dificultad, quizás,
está en identificar el deseo en cuestión. Si retomamos el ejemplo de las
vacaciones, el deseo consciente es el de descansar en un lugar familiar, donde
no pueda ocurrir nada extraordinario. Ahora bien, según el sueño, admites que
tu aspiración profunda es otra. El viaje que sugiere tu inconsciente un tu
gusto por la aventura. Al demostrar que tu visión rutinaria de la vida
enmascara una voluntad diferente, tu sueño te recuerda la complejidad de tus
deseos.
Una abertura en el inconsciente
El sueño también marca la fosa que existe entre el
pensamiento consciente y la inhibición del inconsciente: lo que tú consideras
“bueno para ti” según un conjunto de leyes morales que rigen tu vida se expresa
mediante el pensamiento consciente. Aquello que, según tú, “te pone en peligro”
porque transforma tu forma de vida o tus relaciones sociales se empuja hacia el
inconsciente. La única posibilidad de expresión del inconsciente es mediante
los sueños, los actos perdidos o incluso mediante síntomas somáticos. Si las
relaciones, que en la realidad parecen satisfactorias, aparecen como hostiles
en el sueño, significa que los sentimientos del soñador hacia las personas en
cuestión son más ambiguos de lo que cree, o de lo que siente. Como en el
ejemplo de antes, el inconsciente se manifiesta al individuo de una forma
encriptada: ¡depende de él interpretar el mensaje!
El sueño revelador
Sin embargo, no es tan simple descifrar los sueños como
crees: cada elemento del sueño debe estar disociado del resto para tomar un
sentido autónomo. En psicoanálisis, los sueños son herramientas preciadas
porque su tonalidad ofrece a la realidad un nuevo punto de vista. Permiten
comprender ciertas incoherencias de la vida real y permiten ponerle un remedio.
No obstante, esto no significa que, al despertar, debas modificar
precipitadamente las relaciones con los demás o cambiar radicalmente de modo de
vida. ¡No debes convertir una voz de alarma en una guía! El sueño, al
proponerte otra visión de la realidad, la que está escondida en el
inconsciente, te permite ejercer una vigilancia y reflexión sobre ella.